La verdad sobre el asteroide 2009JF1
El asteroide 2009 JF1 también está siendo monitorizado por la Agencia Espacial Europea (ESA), como explica Detlef Koschny, científico de la Oficina de Defensa Planetaria: «Conocemos su órbita y podemos estimar su tamaño a partir de su brillo. Este objeto está, de hecho, en nuestra «lista de riesgo«, es decir, su probabilidad de que impacte contra la Tierra es mayor a 0. Actualmente la probabilidad de que eso ocurra es de una entre 3.984, detalla este experto de la ESA a través de un correo electrónico. Un valor muy parecido al que han calculado en el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA (CNEOS): Una entre 3.800.
En otras palabras, la probabilidad de impacto es del 0,026%.
El 6 de mayo
Si este asteroide llegara a entrar en la atmósfera terrestre, ocurriría, efectivamente el 6 de mayo por la mañana, dice Koschny, que considera sin embargo que no hay motivos para la alarma porque el riesgo de impacto es bajo: «Es un asteroide bastante estándar. Cuando hay un objeto sobre el que consideramos que merece la pena informar a los ciudadanos lo incluimos en un documento denominado ‘Close Approach Fact Sheet (CAFS)’«, algo así como «hoja técnica de aproximaciones cercanas«.
El impacto mediático de 2009 JF1 ha sorprendido a Noelia Sánchez Ortiz, ingeniera aeroespacial especializada en defensa planetaria de la consultora de innovación digital Barrabés.biz: «Aunque no se pueda decir que su riesgo de impacto es cero, el riesgo es mínimo«, asegura.
Desde su punto de vista, «hay que reducir el nivel de alerta que se ha creado con este asteroide. Es innegable que ha sido incluido en la lista pero hay mucho desconocimiento sobre este tema y en las redes sociales es muy fácil que se cree una bola rápidamente«, señala esta experta en defensa planetaria, que cree que puede haber una vinculación con el gran eco que ha tenido la película No mires arriba. «Es un asteroide muy poco significativo para el volumen de comentarios que ha generado«, señala. «Para la gente que trabaja en este campo, no es un objeto destacado, ni por el tamaño que tiene, ni por la probabilidad de impacto«, añade.
«2009 JFI sólo ha sido observado hasta ahora en el año 2009 porque es muy pequeño. Y para ver este tipo de objetos necesitamos telescopios muy grandes«, señala Sánchez.
Como explica esta especialista, los científicos que se dedican a la defensa planetaria y vigilan objetos peligrosos utilizan varias escalas para evaluar el peligro potencial que suponen. «En la Escala de Torino, que mide la probabilidad de impacto y la energía que liberaría este objeto en el caso de que impactara contra la Tierra (es decir, el daño que causaría), el valor para 2009 JF1 es cero. Además de esos dos parámetros, la Escala de Palermo tiene en cuenta el tiempo que queda hasta la fecha del posible impacto, por eso este asteroide aparece en ella, porque quedan sólo cinco meses para el día en que chocaría en el improbable caso de que lo hiciera«, detalla.
Así, la «lista de riesgo» de la ESA que menciona Koschny está elaborada según la escala de Palermo y en ella, el asteroide 2009 JF1 aparece en el octavo lugar.
¿Y si impacta en la Tierra?
El riesgo de impacto es pues, bajo, pero posible. No sería tampoco la primera vez en tiempos recientes, pues en 2013 un asteroide de unos 20 metros, algo mayor que 2009 JFI, cayó de forma imprevista en la localidad rusa de Chelyabinsk causando un millar de heridos leves y daños materiales (sobre todo, rotura de cristales).
«Chelyabinsk era un poco más grande, tenía unos 18 metros de diámetro. Si 2009 JF1 es realmente muy oscuro, su tamaño podría ser ese también«, señala Detlef Koschny.
«Si impacta en la Tierra, es probable que se desintegre casi por completo al entrar en la atmósfera y lo que veamos sea una estrella fugaz, aunque esto dependerá de su composición, que desconocemos porque apenas hemos podido observarlos. Si por su composición sobrevivieran algunos trozos más grandes que cayeran a la supercie terrestre, los daños que causaría no serían graves. De hecho, los daños que causó Chelyabinsk fueron sobre todo por la onda expansiva, pero no formó un cráter«, sostiene Sánchez.
A modo de comparación, recuerda, el asteroide que cayó hace unos 66 millones de años y propició la extinción de los dinosaurios medía unos 10 kilómetros de diámetro frente a los 13 metros de 2009 JF1. Por eso, Sánchez considera que «no hay que alarmar a la población«, aunque ve «positivo que se hable de este tema y que contemos a la gente la importancia de las labores de vigilancia y monitorización de asteroides«.