¿Una tormenta meteórica fruto de la fragmentación del cometa 73P/Schwassman-Wachmann 3?
La Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (SPMN) prepara una campaña de seguimiento para el 30 al 31 de mayo animando a participar a los aficionados que dispongan de cámaras fotográficas y de vídeo.
Los cometas son astros conocidos por su fragilidad. Formados a grandes distancias al Sol por una amalgama de partículas de polvo, hielos y materia orgánica suelen perder masa e incluso desintegrarse progresivamente cuando alcanzan órbitas de periodo corto que dan lugar a pasos próximos al Sol. Al sublimarse los hielos generan comas y colas alrededor de los núcleos cometarios pero a veces la propia estructura del cometa puede debilitarse, desmoronándose y generando la fragmentación del núcleo en múltiples piezas. El estudio de esos procesos de desintegración suele hacerse con modernos telescopios pero incluso los astrofotógrafos están siempre pendientes de esos fenómenos para inmortalizar algún estallido luminoso o incluso una súbita fragmentación en múltiples piezas. El estudio de esos procesos desde la Tierra puede realizarse cuando esas cortinas de fragmentos, conocidas como dust trails en inglés, son cruzadas por la Tierra. En ese momento pueden producirse estallidos en la actividad meteórica o incluso tormentas meteóricas, auténticos espectáculos en los que el firmamento se engalana con cientos o miles de estrellas fugaces a la hora (Trigo-Rodríguez y Blum, 2022). De crónicas antiguas sabemos que estos inusuales fenómenos naturales han ocurrido decenas de veces en la historia escrita de la humanidad, dejando tan sorprendidos como maravillados a sus afortunados observadores. En esta nueva entrada voy a explicar que la próxima noche del 30 al 31 de mayo promovemos una campaña de monitorización de la actividad meteórica asociada al cometa 73P/Schwassman-Wachmann 3 que podría llegar al nivel de tormenta o quizás pasar prácticamente desapercibida.
Las circunstancias del encuentro con la Tierra en 2022
En este año 2022 habrán diversas circunstancias en el encuentro con los restos de ese cometa que nos mantienen optimistas. Recientemente en términos astronómicos, el año 1995, se pudo observar la desintegración del cometa 73P/Schwassmann-Wachmann 3. Estas fragmentaciones han sido una constante desde entonces y otras posteriores roturas fueron monitorizadas por el Telescopio Spitzer de la NASA (véase la Figura 1). En esas imágenes vemos como grandes bloques se desprenden del cometa pero también fragmentos significativos que forman la cortina de polvo. Los estudios dinámicos de la evolución orbital de las partículas que se generaron en ella, realizados por Jérémie Vaubaillon del Observatorio de Paris, indican que la Tierra podría atravesar una cortina de esos materiales en torno a las 5 horas TUC del 31 de mayo. En ese momento el punto radiante, del que veríamos surgir los meteoros producidos por ese particular huso de partículas, se encontraría en el cenit en centroamérica, a unos 10º de altura en el archipiélago canario y prácticamente en el horizonte visto desde la península ibérica (Figura 2).
Seguimiento y registro de la actividad meteórica
Dadas las circunstancias inusuales del encuentro desde la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos estamos promoviendo una campaña de registro fotográfico y vídeo de la actividad meteórica. De producirse la tormenta y cruzarse la Tierra con fragmentos apreciables de esa cortina de polvo del cometa 73P/Schwassman-Wachmann 3 podríamos asistir a un gran espectáculo de bólidos rozadores que harían las delícias de los astrofotógrafos. Tanto desde Canarias como desde la península se hace un llamamiento a registrar el cielo la noche del 30 al 31 de mayo en torno al radiante de esta lluvia de meteoros, conocidas como las Tau Hercúlidas. Es fundamental tener sincronizados al segundo los equipos que se deseen emplear para detectar meteoros dado que eso permitirá identificar los posibles bólidos que se registren y reconstruir sus trayectorias y órbitas. Las fotografías o vídeos deberían ser realizadas con grandes angulares (entre 90 y 120º) y centradas a media altura (a unos 45º del radiante). Se proporciona el correo-e: spmn@ice.csic.es para que quien desee observar el evento pueda facilitar su nombre y las coordenadas geográficas exactas desde donde planea observarlo. Estamos embarcados en una campaña de registro de la actividad meteórica en la que los astrofotógrafos que faciliten imágenes serán citados en los artículos que se deriven del estudio. Además, la mejor fotografía enviada de un meteoro o bólido de las Tau Hercúlidas será premiada con un lote de libros de divulgación astronómica.
¿De donde procederán los meteoros en la Bóveda Celeste?
Dada la diferente órbita de los fragmentos del cometa respecto a la que poseen los meteoroides más antiguos que producen la lluvia anual de Tau Hercúlidas, esa noche del 30 al 31 de mayo podría aparecer un nuevo radiante de meteoros en el firmamento. Eso queda ejemplificado en la Figura 3 en donde se muestra en un hexágono rojo la posible fuente de meteoros y bólidos generados por los restos del cometa 73P/Schwassman-Wachmann 3. Esas partículas penetrarán a una relativamente baja velocidad geocéntrica, unos 12 km/s (unos 43.000 km/h) por lo que la luminosidad intrínseca de los meteoros no sería demasiado grande a no ser que sean partículas de tamaño centimétrico, capaces de producir bólidos. La presencia o no de partículas grandes dependerá de su capacidad de resistencia a las condiciones del espacio, como explicaré en el próximo apartado. Si los meteoroides son submilimétricos posiblemente los meteoros no serán demasiado luminosos. Como siempre se suele recomendar quizás lo mejor es buscar un lugar oscuro y alejado de la contaminación lumínica. Tanto desde Canarias como desde la península lo mejor sería tener el horizonte Oeste despejado para poder ver una región del cielo lo más próxima al radiante.
Otras cortinas de polvo del cometa cruzando la órbita terrestre
Los astrónomos siempre solemos ser cautos en nuestras espectativas de un estallido meteórico. La razón es que las partículas que se desprenden de los cometas son agregados muy frágiles que generalmente tienden a desintegrarse cuando son expuestos al medio interplanetario. Aún así, los típicos periodos de desintegración suelen estar entre décadas hasta incluso varios siglos. Si es así, y los agregados de este cometa perdurasen suficiente tiempo en el espacio interplanetario sin reducirse a polvo micrométrico, podría incrementarse nuestra fortuna. Incluso si el cometa contuviese rocas más consistentes podría ocurrir en algún lugar del planeta la caída de algún meteorito que nos arrojase más información de ese cometa moribundo (Trigo-Rodríguez, 2022). De hecho, la Tierra la noche del 30 al 31 de mayo no sólo atravesará los fragmentos dejados por el cometa en 1995 sino que también cruzará las cortinas de polvo dejadas por el cometa 73P/Schwassman-Wachmann 3 en los años 1892 y 1897 (Wiegert et al., 2005). ¿Después de varias décadas sin una tormenta meteórica cantaremos bingo a finales de mayo?
Fuente: Investigación y Ciencia
Referencia
- Trigo-Rodríguez J.M. (2022) La Tierra en peligro: el impacto de asteroides y cometas , Edicions Universitat de Barcelona, ISBN: 978-84-9168-787-0, Barcelona, 200 pp.