Los Picos de Europa, en Cantabria, España, fueron un bastión para las últimas poblaciones del Homo neanderthalensis.

Ahora, un equipo multidisciplinar liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en España argumenta que en este escenario dichas poblaciones pudieron extinguirse de manera “natural”, y no por la presión de grupos humanos anatómicamente modernos.

En la Península Ibérica los últimos Homo neanderthalensis resistieron, convivieron y habitaron hasta ser sustituidos por los primeros Homo sapiens. Muchos yacimientos arqueológicos muestran este proceso de transición.

Un caso particular, sin embargo, se refleja en la cueva del Esquilléu, situada dentro del desfiladero de la Hermida, en Cantabria.

Este yacimiento documenta una prolongada y continua ocupación de poblaciones neandertales desde hace al menos 120.000 años; un auténtico baluarte al que nunca llegaron los primeros sapiens del Paleolítico superior.

Se trata de un caso excepcional, según describe un reciente estudio titulado “A road to nowhere? The non-transitional sequence at El Esquilleu (Cantabria, Spain)” y publicado en la revista académica Comptes Rendus Palevol por un equipo multidisciplinar liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Trabajos de excavación en la Cueva del Esquilléu. (Foto: UAM)

De acuerdo con los autores, la secuencia arqueológica de la cueva del Esquilléu (aun teniendo una de las estratigrafías del Paleolítico medio más completas del norte de la Península Ibérica) no evidencia ninguno de los cambios culturales (y posiblemente biológicos) asociados al proceso de transición entre las dos especies Homo.

A diferencia de otros yacimientos, donde existen evidencias culturales de la llegada y ocupación de los primeros grupos de Homo sapiens, estas zonas concretas de Picos de Europa se convirtieron en bastiones para las poblaciones neandertales”, detalla Javier Baena Preysler, catedrático de la UAM y primer firmante del trabajo.

Fueron lugares, donde grupos de cazadores-recolectores neandertales no entraron en contacto directo con las poblaciones humanas más modernas, posiblemente hasta fechas muy recientes”.

Un completo análisis de los materiales líticos y faunísticos encontrados, junto a la contribución de expertos en estudios geoarqueológicos, edafológicos y cronológicos, confirman que la cueva del Esquilléu fue ocupada casi sin descanso durante miles de años.

El Esquilléu fue un lugar habitado hasta el ocaso de los neandertales. Solo ellos dejaron su testimonio en la prolongada estratigrafía excavada”, enfatiza la investigadora de la UAM y coautora Concepción Torres Navas.

Para los autores, esta secuencia arqueológica puede confirmar la existencia de procesos evolutivos en los que la extinción tiene lugar de manera “natural”, y no por presión de otros grupos humanos, en este caso por humanos modernos.

En algunas regiones residuales, como pudo ser el caso de la región cántabra de Picos de Europa, pudieron existir reductos ocupados por poblaciones neandertales hasta el final de las mismas. Un paisaje maravilloso para el triste final de nuestros parientes más cercanos”, concluye Torres Navas.

Referencia